La industria automovilística europea atraviesa un cambio sin precedentes. La irrupción de marcas chinas como BYD, Chery o SAIC ha alterado las reglas del juego, obligando a los fabricantes tradicionales a reinventarse. Renault ha decidido no quedarse atrás y ha emprendido una transformación profunda para competir en igualdad de condiciones con sus ágiles rivales asiáticos.
La presión de los fabricantes chinos
Los grupos chinos han conquistado el mercado mundial con una combinación de tecnología eléctrica avanzada, bajos costes de producción y una rapidez de desarrollo que sorprende: menos de dos años para lanzar un coche nuevo. Ante esta realidad, los fabricantes europeos, acostumbrados a procesos que duran entre cinco y siete años, se enfrentan a la necesidad urgente de adaptarse.
La estrategia de Renault: rapidez, eficiencia e innovación
Con el plan estratégico Renaulution, impulsado por Luca de Meo y continuado por François Provost, Renault busca reducir al mínimo los tiempos de desarrollo, mejorar márgenes y lanzar una nueva generación de vehículos eléctricos competitivos. La clave está en adoptar métodos de trabajo similares a los de sus competidores chinos: procesos más ágiles, decisiones rápidas y equipos multidisciplinarios.
En palabras de Christian Stein, vicepresidente del grupo, “tenemos que ser más rápidos de lo que éramos”. El objetivo es reducir los tiempos de desarrollo por debajo de las 100 semanas, una meta ya alcanzada con la nueva generación del Renault Twingo, desarrollado sobre la plataforma del R5.

El papel de China en la nueva Renault
El Ampere China Development Center (ACDC), ubicado en Shanghái, es la piedra angular de esta estrategia. Desde allí, Renault se sumerge en el ecosistema tecnológico chino para aprender, colaborar e incorporar las mejores prácticas del mercado. Gracias a esta cooperación, la firma francesa ha logrado acortar drásticamente los tiempos de desarrollo de sus modelos.
El nuevo método combina ingeniería europea con la eficiencia china, dando lugar a vehículos con componentes diseñados en Asia y fabricados en Europa, como demuestra el caso del Twingo, con un 46% de piezas concebidas en China.
El Twingo: símbolo de una nueva era
El icónico Renault Twingo ha sido elegido para liderar este cambio. El objetivo era desarrollar un coche eléctrico urbano con un precio inferior a 20.000 euros, lo que exigía optimizar cada paso del proceso. Fabricado en la planta de Novo Mesto (Eslovenia), este modelo representa la nueva filosofía de la marca: rapidez, rentabilidad y accesibilidad.
Renault busca democratizar la movilidad eléctrica y demostrar que Europa puede producir vehículos competitivos sin renunciar a la calidad. A través del programa Leap 100, la compañía pretende aplicar este modelo de desarrollo ágil a todos sus futuros lanzamientos.
Una nueva metodología para Europa
El éxito del proyecto Twingo ha impulsado a Renault a trasladar esta metodología a sus centros europeos. Según Philippe Brunet, director tecnológico del grupo, el objetivo es duplicar el rendimiento industrial del continente. “Europa solía marcar los estándares de la industria, ahora somos nosotros quienes aprendemos de China”, afirma.
Hacia una familia eléctrica global
El Twingo es solo el primero de una nueva familia de vehículos eléctricos urbanos desarrollados junto a Nissan y Dacia, dentro de la alianza Renault-Nissan-Mitsubishi. Los tres modelos comparten una base común, pero cada marca ofrecerá su propia versión, adaptada a las necesidades de sus clientes.
Con esta estrategia, Renault no solo busca acelerar su transformación eléctrica, sino también demostrar que Europa puede recuperar el liderazgo industrial con innovación, colaboración y agilidad.
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