Mercedes-Benz Group ha anunciado una decisión estratégica que podría transformar su dinámica de manufactura global: trasladará la producción de uno de sus vehículos más vendidos a Estados Unidos, específicamente a su planta en Tuscaloosa, Alabama, a partir de finales de 2027. Esta medida surge como respuesta directa al temor de que las políticas proteccionistas impulsadas por el expresidente Donald Trump —quien busca regresar a la presidencia— generen aranceles significativos sobre vehículos importados, afectando su competitividad en el mercado estadounidense.

Aunque la empresa no confirmó explícitamente cuál será el modelo que se empezará a ensamblar en EE.UU., todo apunta al GLC, un vehículo utilitario deportivo (SUV) del “segmento central” que lideró las ventas de la marca alemana en el país norteamericano con 64 163 unidades comercializadas en 2024.
El impacto de los aranceles en la industria automotriz
El anuncio refleja una preocupación creciente entre los fabricantes europeos sobre el rumbo proteccionista de la política comercial de Estados Unidos. Mercedes-Benz, como otras marcas extranjeras, teme que nuevos aranceles encarezcan los autos importados, debilitando su posición frente a la competencia nacional.
La empresa subraya que mantener la competitividad en uno de sus mercados más importantes se ha convertido en una prioridad estratégica. De concretarse los aranceles, los costos de exportar desde Alemania a Estados Unidos se elevarían considerablemente, razón por la cual la firma ha optado por trasladar la producción al territorio estadounidense, garantizando así precios más estables para sus consumidores y evitando sanciones arancelarias.
La planta de Tuscaloosa: clave para el futuro de Mercedes en América
Mercedes-Benz ya cuenta con una presencia sólida en Alabama, donde su planta de Tuscaloosa ha sido un pilar para la producción de modelos SUV de gran tamaño, como el GLE y el GLS. Con la incorporación de la producción del GLC, se amplía la capacidad de fabricación y se diversifica el portafolio ensamblado en EE.UU., fortaleciendo la cadena de suministro y reduciendo la dependencia de fábricas extranjeras.
Además, esta expansión industrial representa una oportunidad para la creación de empleos y el fortalecimiento del ecosistema automotriz local, uno de los objetivos promovidos por la política económica de Donald Trump durante su primera presidencia y que busca replicar en una eventual segunda administración.
La estrategia de Trump comienza a dar frutos
El traslado de la producción también se interpreta como una victoria parcial de la política económica de Trump, centrada en la repatriación de la manufactura a suelo estadounidense. Su discurso de campaña ha estado enfocado en penalizar la importación de productos y fomentar la producción nacional mediante incentivos y aranceles a los bienes extranjeros.
Aunque la iniciativa ha sido criticada por generar incertidumbre económica y volatilidad en los mercados financieros, algunos analistas consideran que decisiones como la de Mercedes evidencian una respuesta efectiva del sector industrial ante las amenazas de política comercial restrictiva.
No obstante, el entorno económico sigue siendo incierto. En abril de 2025, el indicador del Instituto de Gestión de Suministros reportó la mayor contracción de la actividad manufacturera en cinco meses, lo que refleja que, aunque algunas empresas migran su producción, la industria en su conjunto enfrenta desafíos estructurales.
Un movimiento que marcará tendencia
El paso de Mercedes podría inspirar a otras automotrices europeas y asiáticas a seguir el mismo camino, estableciendo fábricas o ampliando operaciones en Estados Unidos como una medida preventiva ante posibles políticas comerciales hostiles. Esta tendencia también podría redefinir las cadenas globales de producción automotriz, promoviendo una nueva era de localización productiva.
En el contexto de una economía mundial cada vez más fragmentada, la decisión de Mercedes-Benz resalta la necesidad de adaptación proactiva frente a cambios políticos y comerciales abruptos, y subraya cómo las grandes empresas deben anticiparse a los escenarios geopolíticos para proteger sus intereses y garantizar la estabilidad operativa.
Fuente: lasexta
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