Carrera al revés: dominando el arte de frenar más que acelerar

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La llegada de la electromovilidad ha generado una serie de transformaciones significativas que van más allá de simplemente reemplazar los combustibles fósiles en vehículos, representando un esfuerzo en la lucha contra el cambio climático. Esta revolución también ha impactado en los hábitos diarios, desde la adaptación a vehículos silenciosos hasta la reconfiguración de la logística y los tiempos de recarga, que difieren notablemente de la experiencia tradicional en las estaciones de servicio. Además, ha impulsado avances en ingeniería para gestionar eficientemente la energía almacenada en las baterías y calcular las distancias en función de esta nueva realidad energética. La eficiencia se vuelve crucial en este nuevo panorama, donde cada vatio cuenta para optimizar el rendimiento de los vehículos eléctricos

El aumento en la capacidad de autonomía de las baterías y la reducción de los costos de producción se han convertido en los pilares fundamentales de esta industria en evolución. Sin embargo, en países como Argentina, se enfrenta el desafío adicional de una infraestructura energética modesta con pocos puntos de recarga disponibles. Pero, al mismo tiempo, esta era de la electromovilidad ha dado lugar a la aparición de la Fórmula E, una categoría de automovilismo deportivo impulsada por la Federación Internacional del Automóvil (FIA), que reúne los últimos avances en este campo para ponerlos a prueba en el escenario competitivo más exigente.

En la Fórmula E, el piloto asume un papel dual: no solo debe ser hábil al volante, sino también eficiente en la gestión de la energía del vehículo. En esta competición, la capacidad para administrar la energía se vuelve crucial, especialmente considerando que los autos pueden alcanzar velocidades de hasta 100 km/h en tan solo 2,8 segundos y superar los 300 km/h. Este enfoque estratégico redefine la dinámica de las carreras, donde ganar implica más que simplemente acelerar, es también saber cuándo y cómo frenar para maximizar la eficiencia energética y mantener el rendimiento óptimo del vehículo a lo largo de la carrera.

Durante el reciente ePrix de San Pablo en Brasil, el piloto Sacha Fenestraz compartió con LA NACION la complejidad de pilotar un monoplaza eléctrico. Desde el estudio exhaustivo del manual de 120 páginas antes de cada carrera hasta la coordinación de múltiples funciones y ajustes en el volante durante la competencia, Fenestraz destaca la importancia de la gestión energética en cada fase de la carrera.

En la Fórmula E, la estrategia de carrera se centra en la optimización del uso de la energía disponible. Los ingenieros proporcionan al piloto objetivos específicos de consumo de energía, y este último debe ajustar su conducción para cumplir con estos objetivos mientras navega por el circuito. Esto implica un constante intercambio de información entre el piloto y el equipo, donde se realizan ajustes en tiempo real para adaptarse a las condiciones cambiantes de la pista y maximizar la eficiencia del vehículo.

Una de las principales diferencias en la conducción de un monoplaza eléctrico es la técnica de frenado. En lugar de frenar bruscamente como en los autos de carreras convencionales, el proceso de frenado en la Fórmula E se divide en tres etapas, lo que permite una recuperación más eficiente de la energía cinética. Esta técnica requiere una coordinación precisa por parte del piloto, quien debe anticipar cada maniobra y ajustar su conducción en consecuencia para minimizar el consumo de energía y maximizar el rendimiento del vehículo.

La eficiencia en la gestión de la energía se convierte en un factor determinante en el resultado de la carrera. Los pilotos deben encontrar el equilibrio perfecto entre la velocidad y la conservación de energía, sabiendo cuándo acelerar y cuándo frenar para mantener un ritmo competitivo sin comprometer la autonomía del vehículo. En este sentido, cada movimiento en la pista se convierte en una estrategia cuidadosamente calculada para optimizar el rendimiento del vehículo y maximizar las posibilidades de éxito en la carrera.

El volante de un monoplaza eléctrico está repleto de controles y ajustes que permiten al piloto interactuar con el vehículo de manera precisa y eficiente. Con más de 350 opciones de cambio disponibles, el piloto debe familiarizarse con cada función y aprender a utilizarlas de manera efectiva durante la carrera. Desde la activación del “Attack Mode” hasta el ajuste de la frenada y el control del limitador para ingresar a boxes, cada botón y perilla en el volante desempeña un papel crucial en el rendimiento del vehículo y la estrategia de carrera.

La eficiencia es crucial en la Fórmula E. Descubre cómo los pilotos gestionan la energía para ganar en este deporte eléctrico

En conclusión, la Fórmula E representa una nueva era en el automovilismo deportivo, donde la gestión de la energía se ha convertido en un elemento fundamental en la competición. Más que nunca, ganar una carrera no solo requiere habilidad al volante, sino también una comprensión profunda de la tecnología eléctrica y una capacidad excepcional para optimizar el rendimiento del vehículo en condiciones de carrera cambiantes. Con cada vuelta, los pilotos se enfrentan al desafío de encontrar el equilibrio perfecto entre la velocidad y la eficiencia energética, demostrando que en la Fórmula E, para ganar, a veces es necesario frenar más que acelerar.

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