La industria automotriz eléctrica enfrenta un año desafiante en 2025. Grandes fabricantes como Honda, Nissan, Ford, Stellantis, Mercedes-Benz y Volvo han anunciado la cancelación de ambiciosos proyectos de vehículos eléctricos (EVs), lo que evidencia una crisis estructural en el mercado estadounidense de movilidad sustentable. Esta tendencia de cancelaciones de vehículos eléctricos en EE.UU. no solo representa pérdidas económicas significativas, sino también un retroceso en los compromisos medioambientales adquiridos.
El caos regulatorio y la desaceleración de ventas como detonantes
Las cancelaciones de vehículos eléctricos en EE.UU. tienen raíces profundas. Primero, las cadenas de suministro se vieron afectadas por la pandemia, y luego, la mezcla de subsidios y regulaciones se volvió inconsistente. A esto se sumó una reciente política arancelaria federal que alteró drásticamente las importaciones de componentes esenciales para EVs. Como resultado, la proyección de ventas de EVs e híbridos para 2030 cayó un 46%, según AlixPartners.
Fabricantes afectados y decisiones drásticas
Las cancelaciones han sido numerosas. Ford eliminó su SUV eléctrico de tres filas. Honda detuvo su línea de SUVs eléctricos de cinco y siete plazas. Mercedes-Benz abandonó su plataforma MB.EA-Large. Nissan canceló sus sedanes eléctricos para enfocarse en SUVs. Volvo redujo sus metas de electrificación total. Incluso marcas de lujo como Maserati y Ferrari revaluaron su estrategia eléctrica.
En un giro sorprendente, Apple también cerró su misterioso “Project Titan”, su propuesta de auto eléctrico y autónomo. La startup Fisker declaró bancarrota tras suspender su modelo Pear. Porsche, Lamborghini, y Tesla también enfrentan retrasos por problemas logísticos y estratégicos.
Expectativa de más bajas en el camino
Aunque los fabricantes suelen evitar anunciar cancelaciones, los expertos prevén que la lista crecerá. La industria está revaluando sus estrategias, priorizando híbridos o vehículos de combustión interna ante la baja demanda y complejidad regulatoria. Como afirma Hannah Hess, de Rhodium Group, “las empresas están en silencio sobre sus proyectos EV”.
Consecuencias para el ecosistema y consumidores
Estas cancelaciones de vehículos eléctricos en EE.UU. tienen impactos que van más allá de las cifras. Los consumidores pierden opciones sustentables. Los gobiernos pierden aliados clave para cumplir metas climáticas. Y la industria se expone a quedar rezagada frente a fabricantes chinos, que logran desarrollar EVs en menos de dos años.
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