La Comisión Europea abre la puerta a mantener motores de combustión después de 2035, pero la medida favorece principalmente a los fabricantes chinos, líderes en tecnologías híbridas de rango extendido y electrificación avanzada.
Europa suaviza las reglas, pero no salva al motor tradicional
La Comisión Europea propuso una flexibilización clave en los objetivos de emisiones para 2035, permitiendo que los fabricantes no tengan que alcanzar una reducción total del 100 % de CO₂. En su lugar, la media de emisiones de flota deberá situarse en 11 gramos de CO₂ por kilómetro, una cifra que sigue siendo prácticamente inalcanzable para los motores de combustión convencionales.
En la práctica, esto no supone un regreso del motor térmico tradicional, sino una transición hacia vehículos altamente electrificados, donde China lleva una clara ventaja tecnológica e industrial.
Combustión: un lujo para pocos
Analistas del sector coinciden en que los coches de combustión que sobrevivan a partir de 2035 serán productos excepcionales y muy caros. Matthias Schmidt, experto del mercado automotriz, compara estos modelos con “relojes suizos de lujo”, producidos en volúmenes mínimos y con precios elevados.
El uso de combustibles sintéticos (e-fuels) y materiales como el llamado “acero verde” será indispensable para compensar emisiones, lo que incrementará los costos de producción y, por ende, el precio final para el consumidor europeo.
El camino viable: eléctricos y rango extendido
Ante este escenario, los fabricantes tienen dos alternativas claras: apostar por vehículos 100 % eléctricos o recurrir a una tecnología poco explotada en Europa pero ampliamente desarrollada en Asia: el eléctrico de rango extendido (EREV).
Este tipo de vehículo funciona esencialmente como un coche eléctrico, pero incorpora un pequeño motor de combustión que actúa únicamente como generador cuando la batería se agota. La conducción, el tacto y la eficiencia siguen siendo eléctricos.
China toma ventaja
China lidera claramente este segmento. Modelos como el Leapmotor C10 REEV ya homologan consumos mínimos (0,4 l/100 km) y emisiones de apenas 10 g/km de CO₂, cifras casi imposibles para los híbridos tradicionales europeos.
Otros ejemplos como el Li Auto L6, el Aito M9 con tecnología de Huawei o el YangWang U8 de BYD demuestran que el rango extendido es una solución madura, escalable y presente en distintos rangos de precio.
El híbrido en serie, la clave tecnológica
El éxito chino se explica por su dominio del híbrido en serie, una arquitectura donde el motor de gasolina no mueve las ruedas, sino que genera electricidad. Así, el propulsor térmico trabaja siempre en su rango óptimo de eficiencia, reduciendo consumo, emisiones, ruido y vibraciones.
A diferencia de los híbridos europeos —mayoritariamente paralelos—, esta tecnología ofrece una experiencia más cercana a la de un eléctrico puro, con una “red de seguridad” energética que tranquiliza al usuario.
Europa abre la puerta… y China entra primero
Aunque la flexibilización normativa parece una buena noticia para Europa, en la práctica beneficia más a China, que llega preparada con productos competitivos, eficientes y asequibles. Mientras los fabricantes europeos se inclinan por el eléctrico puro en los segmentos más económicos, las marcas chinas ya dominan el punto intermedio que demandan muchos consumidores.
Una vez más, la regulación europea termina reforzando la posición de China en el tablero automotriz global.
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