El arancel del 15% impuesto por Donald Trump a los autos japoneses golpea fuerte a Toyota, que busca alternativas para no perder mercado en EE. UU.

Toyota frente a un nuevo desafío
Desde su llegada en la década de 1950, Estados Unidos se convirtió en un mercado vital para Toyota. Hoy vende allí uno de cada cuatro autos que produce. Sin embargo, la nueva barrera arancelaria del 15% a los vehículos japoneses amenaza esa posición.
El problema es claro: solo la mitad de los autos que Toyota vende en EE. UU. se fabrican localmente. El resto llega importado desde Japón, con un sobrecosto inmediato.
Pérdidas millonarias por los aranceles
Hace dos semanas, Toyota informó que los aranceles le costaron 450.000 millones de yenes (unos US$3000 millones) en el último trimestre. Para todo el año fiscal, el impacto alcanzaría los US$10.000 millones, el mayor registrado hasta ahora por cualquier automotriz.
La compañía podría trasladar ese costo a los consumidores. Pero subir los precios arriesgaría su participación de mercado frente a competidores que no adopten la misma estrategia.

Estrategia: perfeccionismo japonés
En lugar de encarecer sus autos, Toyota recurre a una de sus fortalezas históricas: la optimización.
En el segundo trimestre logró 305.000 millones de yenes adicionales en beneficio operativo gracias a:
- Recorte de costos internos.
- Campañas de marketing enfocadas en modelos más rentables.
- Aumento de ingresos en servicios como repuestos y financiamiento.
Estas medidas compensaron casi dos tercios del golpe arancelario.
Otros fabricantes japoneses en la misma situación
Toyota no es la única afectada:
- Mazda recorta costos y ajusta su oferta de modelos para mitigar casi el 75% del impacto.
- Subaru, que vende más del 70% de sus autos en EE. UU., analiza expandir su planta en Indiana.
- Nissan atraviesa una reestructuración profunda, agravada por los aranceles.
Según Cox Automotive, las automotrices —locales y extranjeras— ya acumularon más de US$25.000 millones en obligaciones arancelarias en lo que va del año. Eso equivale a unos US$5000 por auto.
¿Más producción en EE. UU.?
Trump presiona para que los fabricantes japoneses produzcan más dentro del país. En teoría, trasladar parte de la producción ayudaría. Sin embargo, el plan enfrenta serios obstáculos:
- Construir una planta lleva años y requiere estabilidad regulatoria.
- Los aranceles de Trump cambian con frecuencia, lo que dificulta comprometer inversiones a largo plazo.
Toyota y otras marcas mantienen un sesgo hacia la producción nacional en Japón. Allí Toyota fabrica un tercio de sus autos, pese a vender solo una séptima parte en su mercado interno.
Un futuro incierto
La industria japonesa enfrenta un dilema: seguir ajustando costos para resistir o arriesgarse a producir más en EE. UU. El camino no es claro.
Lo que sí parece inevitable es que, tarde o temprano, los consumidores estadounidenses paguen más caros los autos japoneses si los aranceles continúan.
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Fuente: www.lanacion.com.ar