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La transición hacia un nuevo control ciudadano vial en Quito

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En Quito, el sistema de fotomultas implementado en 2014 cumplió su ciclo de vida útil en 2024. La Agencia Metropolitana de Tránsito (AMT) aún no ha sustituido estos dispositivos, dejando temporalmente el control en manos de agentes civiles. En este contexto surge con fuerza el concepto de control ciudadano vial, una propuesta que podría cambiar radicalmente la forma en que se vigila el tránsito en la ciudad.

El colapso del sistema anterior

Durante una década, los dispositivos de fotomultas documentaron infracciones como saltarse un semáforo o invadir el carril del trolebús. Sin embargo, la falta de mantenimiento y renovación dejó a Quito sin esta tecnología clave. Washington Martínez, director de la AMT, defiende esta pausa como parte de un proceso para diseñar un sistema más transparente y preventivo.

Control ciudadano vial: propuesta con base tecnológica

Ante esta situación, la Escuela Politécnica Nacional (EPN) propone una aplicación móvil que permitiría a los ciudadanos reportar infracciones en tiempo real. Este modelo de control ciudadano vial ya funciona en ciudades como Guayaquil. La app VIPA ha demostrado que el autocontrol y la participación cívica pueden reemplazar dispositivos obsoletos con mayor eficiencia y menor costo.

Voces ciudadanas frente al abandono institucional

Luis Iván Rodríguez, ex vicepresidente de la Mesa Interinstitucional de Transporte Sostenible, considera que el control automatizado es indispensable. Afirma que la tecnología sustituye la corrupción y que el control ciudadano vial puede lograr lo que las campañas de concientización no han podido alcanzar. La siniestralidad vial en Quito es alarmante, y la ausencia de una estrategia integral solo agrava la situación.

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Problemas actuales y desafíos de implementación

Los ciudadanos denuncian la falta de control sobre motociclistas en ciclovías y vehículos mal estacionados. Aunque se han emitido reglamentos, la AMT aún trabaja en informes técnicos y espera el aval de organismos de control. La adjudicación de nuevos dispositivos podría concretarse en julio, pero el retraso genera desconfianza.

Mientras tanto, el control ciudadano vial aparece como una solución práctica. A través de un sistema móvil, miles de usuarios podrían convertirse en guardianes de la vía, sin depender de una infraestructura costosa ni vulnerable al desuso.

La urgencia de educar y crear conciencia

Más allá de la tecnología, expertos y fundaciones insisten en incorporar la educación vial en el sistema educativo, siguiendo ejemplos internacionales. Soraya Herrera, de Fundación Cavat, advierte sobre la falta de conciencia en los conductores y señala que la seguridad vial debe estar fuera de intereses políticos o económicos.

Conclusión: hacia una movilidad sostenible y participativa

El control ciudadano vial no solo representa una herramienta moderna de vigilancia, sino una vía para empoderar a los ciudadanos y transformar la cultura vial. Quito enfrenta una encrucijada crucial: apostar por soluciones inclusivas, tecnológicas y sostenibles, o perpetuar el caos vial con parches temporales.

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Fuente:

https://www.expreso.ec/

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