Un relevo en plena tormenta
El nombramiento de François Provost como nuevo consejero delegado de Renault marca un punto de inflexión en la estrategia de la compañía. El grupo francés, que hace apenas unos meses presumía de estabilidad frente al declive del mercado europeo, afronta ahora pérdidas millonarias, una fuerte caída en Bolsa y un entorno global dominado por la incertidumbre y los aranceles.
La herencia de Luca de Meo
La salida de Luca de Meo, artífice del plan Renaulution, coincidió con la publicación de resultados que mostraron la magnitud de la crisis. Entre enero y junio, Renault perdió 11.185 millones de euros, frente al beneficio de 1.380 millones registrado en el mismo periodo del año anterior. Una gran parte de este desplome proviene de la depreciación de su participación en Nissan, aunque incluso sin ese impacto, la caída de beneficios habría superado el 70%.
Previsiones a la baja y caída bursátil
El deterioro se refleja también en las previsiones revisadas a la baja: margen operativo del 6,5% en lugar del 7% previsto y flujo de caja reducido casi a la mitad. A pesar de que las ventas mundiales se mantienen estables, el valor de la acción ha retrocedido un 30% en lo que va de año, una señal clara de la desconfianza del mercado.

Una crisis sectorial compartida
Los analistas destacan que no se trata de una crisis exclusiva de Renault, sino de un ajuste generalizado en la industria tras el “paraíso artificial” posterior a la pandemia, donde medidas coyunturales y la escasez de semiconductores impulsaron beneficios extraordinarios. Hoy, el sector regresa a márgenes más reducidos y a una competencia feroz en precios.
Fortalezas de la marca del rombo
En este contexto, Renault conserva algunas fortalezas: modelos de éxito como el Clio, un portafolio híbrido competitivo y una estructura industrial ágil. Sin embargo, el temor sindical se centra en los ajustes que pueda llevar a cabo Provost, especialmente tras conocerse la congelación de contrataciones internas.
Futurama y el desafío de Provost
El nuevo consejero deberá equilibrar el plan Futurama, heredado de De Meo, con la necesidad de preservar innovación y empleo en un mercado que exige cada vez más eficiencia. Renault, con una fuerte exposición a Europa —donde concentra el 70% de sus ventas—, encara una etapa de redefinición.
Conclusión
Provost, que conoce la casa desde 2002, tendrá la misión de mantener la rentabilidad en un entorno adverso y de convencer al mercado de que la resiliencia de la marca del rombo sigue intacta.
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