Industria automotriz japonesa en crisis

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La industria automotriz japonesa enfrenta uno de los momentos más difíciles de su historia reciente. A la contracción del 0,7% anual de la economía nipona durante el primer trimestre, se suman tensiones comerciales con Estados Unidos y el avance imparable de China en el sector. Las consecuencias ya son visibles: las ganancias de los grandes grupos se han reducido hasta en un 70% en el último año fiscal.

Nissan, el rostro más visible del desplome

Nissan ejemplifica esta tormenta. La firma atraviesa una crisis estructural tras la fallida fusión con Honda y el relevo en su dirección. Iván Espinosa, nuevo CEO, ha anunciado un agresivo plan de reestructuración que incluye el despido de 20.000 empleados, el cierre de 17 plantas y una reducción de costos de 500.000 millones de yenes (3.041,8 millones de euros).

Las pérdidas en el ejercicio fiscal 2024 superaron los 670.000 millones de yenes (4.119 millones de euros), confirmando los peores pronósticos. Nissan, ahora en busca de alianzas, mantiene conversaciones con Dongfeng y Foxconn en busca de un salvavidas.

Toyota y Honda también sufren

Toyota, líder global por volumen, también reportó una caída del 3,6% en su beneficio neto, atribuyéndolo a menores ventas y problemas en su planta de Indiana, EE.UU. La firma prevé que los aranceles de Trump le generen un impacto de 180.000 millones de yenes (1.103 millones de euros) en solo dos meses.

Honda, por su parte, experimentó una caída del 24,5% en su beneficio neto pese a un aumento del 6,2% en sus ingresos. Para el próximo ejercicio, la marca estima una baja del 70,1% en sus beneficios debido a los aranceles y su exposición al mercado estadounidense.

Mazda, Mitsubishi y Subaru también caen

Mazda recortó a la mitad su beneficio neto, cerrando el ejercicio con un 45% menos de ganancias. Mitsubishi fue el más afectado: sus beneficios cayeron un 73,5% por la baja demanda en Europa y Asia. Subaru perdió un 12,2%, arrastrado por los efectos indirectos de las políticas comerciales.

Suzuki, la excepción en un año negro

En medio del declive, solo Suzuki logró cerrar el año fiscal con cifras positivas. La firma aumentó su beneficio neto un 31,2% y alcanzó ventas récord, impulsadas por sus resultados en Asia y Oriente Próximo. Su menor dependencia del mercado estadounidense la blindó ante el impacto arancelario.

Una amenaza arancelaria que crece

La administración Trump impuso una tarifa del 27,5% a los vehículos fabricados en Japón, lo que pone en jaque a toda la industria. Mazda, por ejemplo, aunque ensambla vehículos en México y EE.UU., enfrenta aranceles sobre los componentes importados desde Asia.

Toyota y Honda ya han cifrado el impacto de los nuevos gravámenes en miles de millones de yenes. Las proyecciones para el año fiscal 2026 son negativas, con recortes del 35% en Toyota y del 70% en Honda.

Industria automotriz

Industria automotriz: Alianzas estratégicas en China como tabla de salvación

A la espera de un posible acuerdo bilateral entre Japón y EE.UU., los fabricantes nipones buscan refugio en China. Allí negocian sinergias con empresas locales en áreas clave como electrificación y conducción autónoma, intentando mantenerse a flote en un mercado global cada vez más incierto.

Fuente: El Economista

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