Un Kia Picanto en venta de autos desata una tormenta de reacciones
Un anuncio publicado en el grupo de Facebook “VENTA DE AUTOS EN TODA CUBA” se volvió viral rápidamente. Un usuario ofrecía un Kia Picanto 2025 por 48,000 dólares, equivalentes a casi 18 millones de pesos cubanos al cambio informal. La reacción fue inmediata y masiva: cientos de cubanos aprovecharon la ocasión para expresar su asombro, incredulidad y sentido del humor.
Los comentarios iban desde el sarcasmo hasta la sátira: “Ni la Cintumbare compra ese”, “espera a que deporten al Choco para que te lo compre”, y “ese sacapuntas no vale ni la mitad”. Esta publicación no solo desató carcajadas, también reabrió el debate sobre el mercado automotor de la isla.
Distorsión de precios en la venta de autos cubana
La venta de autos en Cuba vive en un mundo paralelo al del resto del planeta. Mientras en Europa el Kia Picanto se consigue desde 12,500 euros, en México ronda los 15,000 USD. Pero en Cuba, debido a restricciones de importación, aranceles elevados y una oferta limitada, los precios se disparan a niveles absurdos.
El gobierno fijó precios mínimos de 16,000 dólares para vehículos importados. Sin embargo, en la práctica, estos valores casi nunca se respetan en el mercado informal, donde la especulación manda.
Humor como escape frente al absurdo económico

Los cubanos respondieron con lo único que siempre les sobra: humor. La publicación del Kia Picanto por 48,000 dólares se convirtió en un escenario perfecto para liberar tensiones sociales y económicas. Las redes sociales explotaron con comentarios que mezclaban ironía y crítica.
Es común que estos episodios virales sobre venta de autos generen más visibilidad que las discusiones serias sobre economía, pero ambos reflejan la misma raíz: un sistema que no responde a las necesidades básicas de su población.
¿Quién puede pagar un auto en Cuba?
La gran mayoría de cubanos no puede acceder a un vehículo. El salario promedio apenas cubre los gastos básicos, por lo que pensar en comprar un auto nuevo o usado está fuera del alcance. Solo una minoría privilegiada, con acceso a divisas o remesas, puede participar activamente en la venta de autos.
A esto se suma un transporte público colapsado, que obliga a los ciudadanos a buscar alternativas improvisadas y poco seguras.
¿Qué dice esto del país?
El caso del Kia no es un hecho aislado. Refleja la disfuncionalidad de un mercado donde los precios no responden a la lógica económica sino a las limitaciones estructurales del país. Esta realidad convierte cada anuncio de venta de autos en una oportunidad para evidenciar, criticar y sobrellevar, con humor, la situación del día a día en Cuba.
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