Tras la guerra de aranceles impulsada por el expresidente estadounidense Donald Trump, el Gobierno de Ecuador anunció entre el 8 y 9 de abril de 2025 dos decisiones estratégicas. La primera fue el inicio de un diálogo comercial con Estados Unidos. La segunda, una reducción de aranceles para los vehículos importados desde ese país. Esta política, contemplada en la resolución 003-2025 del Comité de Comercio Exterior (COMEX), tendrá vigencia hasta el 31 de diciembre de 2025 y se aplicará exclusivamente a 86 partidas, entre ellas carros livianos, camiones y partes (CKD), cuyos aranceles estaban entre el 35% y el 40%.
Justificación de la medida
El Gobierno ecuatoriano explicó que la reducción de aranceles responde a la necesidad de preservar una relación comercial estable y mutuamente beneficiosa con Estados Unidos, su principal socio comercial. Además, se busca proyectar una señal positiva de cooperación económica, en consonancia con la política de apertura que guía la estrategia comercial del país.
Riesgos según normas de la OMC
Sin embargo, esta medida podría generar fricciones. Según el exministro de Comercio Exterior Juan Carlos Casinelli, la reducción de aranceles dirigida exclusivamente a Estados Unidos podría ser interpretada como una violación al principio de Nación Más Favorecida (NMF) de la Organización Mundial del Comercio (OMC), el cual prohíbe discriminar entre países. Si un país concede una ventaja especial a otro, debe extenderla a todos los miembros de la OMC.
Reacciones del sector automotriz
David Molina, director ejecutivo de la Cámara de la Industria Automotriz del Ecuador (Cinae), advirtió que esta reducción de aranceles podría generar reclamos por parte de países como China, principal proveedor de vehículos al país. En el tratado comercial vigente desde mayo de 2024 con China, la reducción arancelaria fue pactada con plazos que van desde cinco hasta veinte años, permitiendo así a la industria local adecuarse a la competencia extranjera.
Además, Molina señaló que la decisión del COMEX contradice el compromiso presidencial de reducir aranceles únicamente para vehículos que no compitan con la producción nacional. Las empresas ensambladoras locales, que generan más de 5.500 empleos directos, podrían resultar perjudicadas si se altera ese equilibrio.
Alternativas y planteamientos
La Asociación de Empresas Automotrices del Ecuador (Aeade), por su parte, ha promovido una reducción de aranceles a carros más amplia que incluya a otros países. Argumentan que la mayoría de competidores ya cuentan con beneficios arancelarios, mientras que Estados Unidos soportaba cargas del 35% al 40%.
Frente a posibles cuestionamientos internacionales, el Gobierno ecuatoriano ha invocado el artículo XXI del Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT), que permite excepciones por razones de seguridad. No obstante, expertos como Molina consideran que ese argumento podría no ser suficiente para evitar represalias comerciales.

Conclusión: ¿TLC o política temporal?
El debate gira ahora en torno a si la reducción de aranceles a carros debe mantenerse como una medida temporal o si debe incorporarse dentro de un futuro Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos. Si bien un TLC ofrecería una base legal más robusta, las negociaciones tomarían tiempo debido al contexto internacional y las prioridades estadounidenses.
En definitiva, la reducción de aranceles a carros adoptada por Ecuador puede ser una herramienta estratégica, pero su implementación requiere un equilibrio cuidadoso entre los compromisos internacionales, los intereses del sector productivo nacional y las relaciones bilaterales con otros socios comerciales.
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Fuente:
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